Para hablar de la minería en Latinoamérica tenemos que remontarnos a la época precolombina cuando grandes imperios aborígenes como los Incas, Aztecas o un poco más atrás los Mayas ya comercializaban con metales y piedras preciosas. En el periodo independentista las colonias la base de la economía era la minería oro y plata principalmente, junto con la azúcar y los textiles. la explotación de oro y plata. La producción minera tuvo su mejor momento durante el siglo XVIII. En el periodo que abarcó de 1740 a 1803, la producción de oro y plata se triplicó respecto a lapsos anteriores y se ha mantenido en crecimiento constante.
La conocida riqueza mineral, albergada en el subsuelo latinoamericano es el principal atractivo para grandes compañías mineras que inician proyectos prospectivos y de exploración en los países ubicados al sur del continente americano. Desde prominentes vetas polimetálicas, estratos robustos de carbón, amplia variedad de agregados, abundancia de tierras raras, diseminados auríferos, enriquecimiento de aluviones y coluviones, entre otros, son algunas de las formaciones geológicas que convierten a los territorios desde Colombia hasta Chile, pasando por el Perú y Ecuador en espacios de tierra colmados de potencial minero.
Permeados por la cultura minera de grandes representantes como Canadá, África y Australia, las labores de extracción mineral en América Latina han evolucionado en un nivel exponencial desde las épocas coloniales de donde datan las primeras prácticas mineras y metalúrgicas en la historia de la humanidad. Metodologías automatizadas y la tecnificación de la minería hacen presencia ahora en los distintos proyectos en las regiones, y los cuales además, van de la mano con la legislación en todos los países que fomentan las buenas prácticas geológicas y mineras; gracias a ello, las cifras actuales posicionan a Chile como principal productor de cobre, Brasil el tercer productor de hierro, México como el mayor productor de plata y Perú entre los primeros de plata, cobre, oro y plomo, además de ser la región que alberga alrededor del 61% de las reservas de litio.
En relación con las reservas minerales con las que cuenta Latinoamérica, se tiene un recuento de hierro (15 por ciento), plomo (15 por ciento) estaño (25 por ciento), bauxita y alúmina (18 por ciento), zinc (23 por ciento), níquel (32 por ciento), molibdeno (25 por ciento), cobre (39 por ciento), plata (32 por ciento), oro (11 por ciento) y litio, el llamado oro blanco (61 por ciento). La descripción anterior de depósitos minerales convierte a Alpala, Quito en la mina subterránea más grande de plata, tercera de oro y sexta de cobre en la clasificación mundial, de acuerdo a las estimaciones de reservas minerales que alcanzan los diez millones de toneladas de cobre y más de veintitrés millones de onzas de oro. Por otro lado, Argentina es el tercer productor mundial de litio, se prevé que este país alcance en 2024 exportaciones de litio por mil doscientos millones de dólares. Bolivia se suma a los representantes de la riqueza latina en materia de minería con proyectos estratégicos cuya inversión global se aproxima a los cinco mil millones de dólares y las diez principales reservas de zinc y plomo.
Sin embargo, y aun teniendo en cuenta las favorables condiciones que enmarcan la labor minera en Latinoamérica, existen realidades paralelas responsables de permear la actividad de mayor representación de progreso y crecimiento para todas esas naciones; los conflictos sociales, políticos y ambientales del sur del continente amenazan el libre y fluido desarrollo de la explotación mineral. La contraposición de las comunidades aledañas a proyectos mineros no solo representa un problema de suma importancia para la gestión de los directamente responsables e implicados en la actividad minera, sino que además es una clara representación de la desinformación y el movimiento masivo y mediático que han llevado a los latinoamericanos a satanizar una de las labores más importantes y antiguas de nuestros cimientos culturales y económicos.
Casos como el proyecto minero La Colosa, destinado en Cajamarca, Colombia, se han visto directamente permeados por las irrupciones sociales pese a los exhaustivos intentos por parte de la multinacional Anglo Gold Ashanti de cumplir con el margen de inclusión a habitantes de la región del Tolima en el proyecto de explotación durante todas las fases de la minería. Al igual que el mencionado caso, existen diversos ejemplos en otros países que enmarcan la situación socio política que vive la minería en América Latina.
