El sector minero se ha venido enfrentando a barreras y desafíos de gran envergadura tales como la transición energética, el cambio climático, entre otras situaciones que también afrontan múltiples industrias y las que se les debe hacer frente, particularmente en la región sudamericana, que se encuentra caracterizada por sus diversas operaciones mineras, debido a su provisión de riquezas naturales y energéticas, por lo que necesita de políticas y estrategias integrales que le faciliten en el corto y mediano plazo la potencialización de dichos recursos para asegurar de esta forma su soberanía energética. Es trascendental proyectar el aprovechamiento sostenible de los recursos renovables, mitigando los efectos del cambio climático y asegurando el rol del desarrollo extractivo y energético como elemento fundamental de inclusión y avance social, con la proyección de acuerdos a largo plazo y de beneficio mutuo para todos los países de la región (Noboa, 2013).
El objeto de explicar y capacitar sobre las particularidades de la operación extractiva radica en recibir la aceptación social que se espera, con la finalidad de que la población esté al tanto y en la capacidad de reconocer cuál es el tipo de actividad minera que se está llevando a cabo en la zona, lo que permite forjar conciencia sobre los impactos positivos y el desarrollo que se puede generar. Es así como actuando y dotando de realidad, se construyen acciones efectivas para fluir en las comunicaciones en conjunto con la sociedad, dando prioridad a la coherencia y prevaleciendo en la acción.
Una buena relación entre la industria y la población se debe sostener a través del tiempo,
estimulando su continuo crecimiento y construcción para que perduren los acuerdos pactados sin generar tropiezos en la dinámica extractiva. Con la motivación de estructurar mayores posibilidades de progreso en la población, empleo, actividades productivas, avances, entre otros, se reconoce la importancia de trabajar acogiéndose a los objetivos de desarrollo sostenible. Un concepto a tener en cuenta y que se da precisamente en el marco conceptual del desarrollo sustentable es la economía circular, la cual garantiza la implementación de sistemas en los diferentes procesos de producción, cierre y abandono donde se dé la disminución y reutilización de los desechos y residuos, producto de estas actividades, entre otros aspectos a establecer que permitan la disminución de pasivos ambientales. La responsabilidad de estos últimos en temas de sostenibilidad, tiene como
misión su evaluación desde un punto de vista internacional, aprendiendo de otras experiencias en el campo para mejorar las prácticas, teniendo en cuenta que ellos son un riesgo para la salud y un daño significativo en una zona minera abandonada, lo que hace imprescindible tener una fundamentación técnica para modificar paradigmas de la constitución de políticas que sirvan para trabajar con base al desarrollo sostenible.
Finalmente, y con el objetivo de que cada vez sean más grandes los esfuerzos para realizar
operaciones y cierres responsables, encaminando estos procesos a la sostenibilidad, es importante que se continúe con el estudio de formas técnicas que se puedan seguir implementando en temas de economía circular, innovando en estas dinámicas con conceptos de reúso que permitan extender el ciclo de vida útil de los diferentes productos que se puedan generar a lo largo de todas las etapas de proceso minero o incluso, darle una en caso de no tenerla, lo que implica otorgar un mejor provecho de estos. Todas estas acciones estarán proyectadas para tener una visión de lo que posteriormente será la zona sobre la cual se realizó la actividad minera, sus legados posteriores al aprovechamiento mineral y su recuperación ambiental, para los cuales deberán emprenderse.
Referencias:
Noboa, E. (2013). El Sector Energético en Suramérica – Evolución, potencial e integración. FriedrichEbert-Stiftung (FES).
Maria Fernanda Marín Quintero
Estudiante de Ingeniería de Minas y Metalurgia
Universidad Nacional de Colombia
Sede Medellín
